A lo largo de los clientes, son muchas las mujeres que nos hemos ido encontrando que se manifiestan incapaces
de las más mínimas tareas de electricidad básica o fontanería que a menudo necesitamos hacer en una casa,
encomendando esa tarea en exclusiva al marido, al hijo, al yerno…
Muchas de ellas lo ven como algo normalizado, como si se tratara de una tarea para la que los varones de la casa
se encontraran mejor capacitados, cuando en realidad se trata de tareas donde la paciencia o el detalle son cualidades que ayudan a que salgan bien, y muy pocas veces nos encontramos con tareas donde la fuerza sea el
factor fundamental, aun sobrando decir que hay mujeres muy fuertes.
En ocasiones, cuando por diferentes motivos, la falta del padre quizás o la ausencia del marido, o sencillamente
por mero interés esas mujeres se han animado a cambiar ellas un grifo, restaurar un antiguo mueble o arreglar esa cisterna rebelde del baño, han venido orgullosas a contarnos como lo han logrado, gracias a su esfuerzo y en
ocasiones a alguna explicación extra que muy gustosas hemos dado cuando han venido a buscar aquellos materiales que necesitaban.
De la pequeña alegría de esos pequeños éxitos alimentamos la motivación para seguir trabajando cada día,
animando a esas mujeres bien capaces a armarse de las herramientas necesarias para conseguir lo que se propongan.